La sospecha
sigue trepando por las instituciones de nuestra maltrecha democracia. Leo en la
portada de EL PAÍS, con estupor y creciente indignación, que el presidente del
Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de Los Cobos, paga las cuotas de
militante del PP cuando la ley prohíbe a los jueces pertenecer a ningún
partido, y especialmente en el caso del Tribunal Constitucional en el que sus
integrantes tienen que tomar decisiones políticas. ¿Lo sabían en el PP cuando
le propusieron para el cargo? (parece evidente que sí), ¿lo sabían el resto de
componentes del alto tribunal cuando le eligieron presidente? ¿Engañó al Senado
cuando compareció en octubre de 2010 y no hizo mención alguna de su militancia
política?
La
indignación crece si pienso en lo determinante que fue el voto de calidad del
señor Pérez de Los Cobos con ocasión del polémico nombramiento de Enrique
López, que no cumplía los requisitos para ser miembro del Tribunal
Constitucional y que también había sido propuesto por el PP.
Por si todo
esto fuera poco, el tribunal, haciendo caso omiso del espíritu de la
Constitución, admite a trámite el recurso del PP sobre el decreto del Gobierno
andaluz que trataba de mitigar el sufrimiento de los desahuciados. ¿Dónde dejan estos señores el interés
social de la propiedad que defiende nuestra Constitución? Pobrecita nuestra
democracia, tan joven y tan maltratada.
(Article de
Juan Antonio Melero Ginzo, publicat el 19 de juliol de 2013 a El País)
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