dimecres, 13 de novembre del 2013

Calatorao y la extra de navidad

Queridas y queridos empleadas y empleados públicos. Os voy a contar la linda fábula de “El ayuntamiento prevaricador” o “Cómo el Estado abusón continúa haciendo el ridículo”. Veréis. En un pequeño pueblo de 3.000 habitantes de la provincia de Zaragoza, Calatorao se llama, su Junta de Gobierno Local puso a trabajar a sus servicios jurídicos y las navidades pasadas decidió abonar a sus trabajadores una parte de esa paga extraordinaria que el Gobierno ordenó robar. Decían en Calatorao qué sí, qué bien, qué no habría paga si el Gobierno lo ordenaba pero que todo no se podía arrebatar, qué los derechos generados son sagrados.

Imaginad cómo le sentó la decisión al papá Estado.” Les voy a crujir por prevaricadores”, se oía por los pasillos de los dominios de  Montoro. “No te preocupes, Cristóbal, que a ese alcalde me lo cepillo como se le ocurra desobedecer”, espetaba Beteta mientras arengaba a sus orcos.

La irreductible aldea maña no se achantó, se mantuvo firme en su decisión y pagó el 25 % de la extraordinaria a sus empleados. El Estado, papá abusón y mangante, denunció la osadía, utilizando para la contienda todas sus armas y así ajusticiar al prevaricador consistorio. Gollum y sus secuaces se frotaban las manos ante la sangría, pues los rebeldes acudirían al potro de tortura, para goce y disfrute del Gobierno esclavista de Mariano Sauron. De dirimir el asunto se encargaría el Juzgado Contencioso/Administrativo nº 1 de Zaragoza. Y para allá que fueron, maños contra moños, justos contra truhanes, valientes contra cobardes.

Y la batalla ha durado hasta que el pasado 12 de septiembre quedó sentenciada. Y adivinad qué ha ocurrido. Le dice el juez al papá Estado que lo que ha hecho el ayuntamiento de Calatorao bien hecho está, es conforme a derecho, pues lo que este Gobierno explotador ejecutó fue un atraco. Vamos, que el Estado ha palmado un juicio otra vez, y ya van unos cuantos. Calatorao fue justo y valiente, protegió a sus trabajadores hasta donde pudo hacerlo y éstos, por lo menos, cobraron algo de lo que nunca debió ser robado por el Gobierno.

Y ahora, como en todas las fábulas, la moraleja. Los que de verdad tienen voluntad y se atreven ganan las guerras donde éstas se deben de ganar, en un juzgado.

Y es que os cuento. Hay administraciones, como la Diputación de Alicante, que dicen a sus trabajadores que tienen la voluntad de pagar el 25 % de la extra robada. Y yo digo que si esa voluntad existiera, los trabajadores ya habrían cobrado, como en Calatorao. Es por ello que pregunto sin esperar respuesta. ¿No será que esas administraciones, como la Diputación de Alicante, no pagan porque no les da la gana? ¿Quién prevarica más? ¿El que no obedece un decreto canalla o el que vulnera a sabiendas derechos constitucionales?

(Article de Tomás-Jesús Salinas publicat al seu blog Lo que yo te diga el 25 de setembre de 2013).

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